En Buenaventura sabemos que cada marca es un universo complejo que merece ser contado con delicadeza, profundidad y honestidad. Por eso, además de construir sistemas visuales sólidos, añadimos una dimensión más emocional y simbólica a nuestros proyectos: lo que llamamos capas ilustradas o narrativas visuales.
Estas capas ilustradas son elementos gráficos concebidos desde la raíz del concepto y se materializan en piezas que, además de enriquecer el sistema visual, contribuyen a profundizar en el relato de la marca desde otra perspectiva, más intuitiva, más evocadora.
Un potente transmisor de ideas
Para nosotros, incluir estos elementos de narrativa visual en un proyecto significa generar un espacio donde el concepto respira y se expande. A menudo, en los procesos de diseño, la fuerza del mensaje se diluye si no encuentra el lenguaje adecuado. Estas piezas gráficas nos permiten acceder a ese lenguaje alternativo al ofrecer nuevas vías de expresión. Un lenguaje mediante el cual las ideas no necesitan complejas explicaciones, pues se vuelven elocuentes por sí mismas y comunican por lo que sugieren, por lo que evocan.
En este sentido, estos elementos gráficos actúan como una suerte de código visual paralelo al resto de elementos de la identidad de la marca. Aportan textura, profundidad, contexto.
Las capas ilustradas son un transmisor de ideas convertidas en imágenes emocionantes y memorables.
Valor conceptual y función comunicativa
Desde esta perspectiva, abordamos su concepción, diseño y desarrollo como piezas estratégicas del sistema de identidad, ya que permiten ampliar la capacidad expresiva del branding y dotar de un relato más profundo y complejo a cada proyecto.
Estos elementos visuales funcionan como puentes entre el pensamiento abstracto del concepto y su aplicación visual concreta. Si el diseño gráfico es un ejercicio de traducción de ideas, la ilustración nos ofrece una vía más libre —pero igual de rigurosa— para construir sentido.
De este modo se convierten en herramientas sumamente útiles para hablar de la marca desde otros ángulos. Nos permiten desplegar una narrativa visual más rica, más emocional y, por lo tanto, más cercana. Y debido a su valor estético y cuidadísima factura son también piezas de arte por sí mismas.

Alto valor añadido para el branding
La inclusión de piezas gráficas dentro de una identidad visual aporta una serie de beneficios concretos y tangibles: singularidad, memorabilidad, valor artístico y emocional. En un contexto saturado de estímulos visuales, una ilustración bien integrada en un sistema de marca puede convertirse en un signo diferenciador clave.
Además, permite generar contenido propio —de calidad y con sentido— para todo tipo de soportes y canales. Desde packagings hasta publicaciones, pasando por entornos digitales, eventos o aplicaciones audiovisuales. Cada ilustración se convierte así en una oportunidad para reforzar el posicionamiento de la marca y conectar con la audiencia de una forma más emocional.

El caso Raffles: ilustración como homenaje cultural
En el proyecto de identidad para Raffles Residences Diriyah, la capa ilustrada desempeñó un papel central. El reto consistía en encontrar un punto de encuentro entre la sofisticación de la marca Raffles y el patrimonio cultural de Arabia Saudí. Una fusión de mundos que debía sentirse respetuosa, elegante y coherente.
El sistema visual se articuló en torno a la idea de un lienzo flexible, un concepto que permitía unir desde la raíz la identidad de Raffles con los códigos estéticos saudíes. Para ello, tomamos como referencia los motivos ornamentales presentes en las puertas tradicionales de la arquitectura Najdi, un símbolo profundamente arraigado en la cultura local.
A partir de estos patrones, desarrollamos una serie de ilustraciones que reinterpretan el arte Najdi desde una perspectiva contemporánea. Deconstruimos las formas geométricas tradicionales para recrear composiciones nuevas que, sin renunciar a su origen, fueran capaces de dialogar con el lenguaje visual de Raffles.
Estas ilustraciones se materializaron en una serie limitada de serigrafías, concebidas como piezas artísticas únicas. Cada impresión fue cuidadosamente producida con técnicas y materiales de alta calidad, reforzando así la conexión entre legado artesanal y sofisticación contemporánea.




Esta forma sutil y poderosa de contar la historia de un lugar y una marca se ha extendido a materiales y acabados cuidadosamente seleccionados. Desde el packaging hasta las piezas editoriales y la papelería, cada elemento ha sido concebido para reflejar la esencia de Raffles Residences Diriyah, aportando un nivel de detalle y exclusividad que eleva la identidad del proyecto y la convierte en una experiencia sensorial completa.




Nos parece interesante detenernos en este punto, justo en ese instante en el que el proceso trasciende la pieza final. En este caso, el propio registro travieso del concepto acabó siendo la obra. Una vez impresas las piezas finales de la identidad, surgió de manera inesperada una pieza gráfica a partir de las máculas de la serigrafía. El proceso, con sus manchas y repeticiones, se impuso como un lenguaje propio, autónomo e irrepetible. Fue entonces cuando entendimos que no era necesario forzar una forma acabada: ya teníamos ante nosotros una belleza espontánea, surgida del gesto manual, del azar controlado. Y eso es lo que queremos mostrar, con las piezas que conservamos en el estudio como testigo físico de esa deriva tan elocuente como poética.

En Buenaventura creemos que las marcas se construyen también con relatos visuales capaces de emocionar y de permanecer. Las capas ilustradas, entendidas como extensión conceptual de la identidad, nos permiten explorar ese territorio donde el diseño se impregna de la expresión artística. Y es ahí, en ese cruce entre lo estratégico y lo sensible, donde sentimos que nuestro trabajo cobra verdadero sentido.
Ana Moliz
Directora de arte. Buenaventura.